Pocos discursos presidenciales uruguayos me gustaron más que el discurso de asunción de José Mujica ante la Asamblea General. ¡Por fin un presidente se anima a más! - pensé. Qué fue lo que tanto me gustó: su deseo -en sus palabras- de que esa fuera la sesión inaugural de un gobierno de 30 años, no del Frente Amplio, sino de un sistema de partidos sabio y potente, que fuera capaz de generar túneles herméticos que atravesaran las distintas presidencias de los distintos partidos, por donde corrieran las grandes líneas estratégicas de los grandes asuntos.
Cuáles eran esos grandes asuntos? Bien Mujica de nuevo: educación, ener-
gía, medio ambiente y seguri- dad ciudadana. Si hubiera podido colarme en la redacción del discurso, hubiera agregado desarrollo científico-tecnológico. Pero en definitiva: el Presidente proponía nada más y nada menos que establecer po- líticas de Estado sobre los grandes temas, y aclaraba que el primero de esos grandes temas era la educación.
El fracaso del acuerdo educativo muestra hasta qué punto nuestro sistema político, del
cual el gobierno forma par- te, ha sido incapaz de llevar a cabo una política de estado en esta materia.
Es justo puntualizar algunas cosas: los cambios en educación son lentos. También es cierto que el declive en educación no es de la gestión Mujica, ni del Frente Amplio: ha habido una especie de política inversa de Estado, en donde todos los partidos tuvieron la consistente estrategia de dejar caer la educación públi- ca. Por último, este es el mayor presupuesto educativo de los últimos años.
No es mi estilo ponerme a llorar sobre lo que se hace mal. Prefiero siempre la vía de proponer soluciones. ¿Por dónde empezar? En este tema hay problemas de corto, mediano y largo plazo.
Yo quiero concentrarme, en consonancia con lo que dije arriba, en los objetivos de lar- go plazo.
Creo que es indispensable empezar por la formación docente y el presupuesto.
Primero la formación.
En este momento hay dos proyectos para crear un Instituto Universitario de Educación. Veo saludable es- tas iniciativas en el sentido de que proporcionan un marco. Pero creo que se nos está esca- pando lo fundamental: ¿quién va a formar a nuestros nuevos docentes? ¿Tenemos gente capacitada para formar los docentes que precisa el país? De- jenme decir que mi opinión es que hoy en día no. Me pregunto, si a la luz de esto, la creación de un Instituto Universitario docente no podría ser incluso nociva. ¿No podría terminar validando con un título universitario una carrera cuyos contenidos son malos, incompletos, inadecuados? ¿Quién enseñará en el IUDE? Recalco, los proyectos son buenos, pero hay que preocuparse de llenar- los de contenido. Así como están hoy corren el riesgo de ser una cáscara vacía.
¿ Q ué p o d e m os h a c e r ? p r opongo que miremos el ejemplo de la educación en Finlandia. En 40 años, la educación finlandesa pasó de ser mediocre, por no decir pobre, a ser una de las mejores del mun- do, sino la mejor. No sólo eso, también es la más pareja del mundo, el rendimiento escolar tiene mínimas diferencias entre las escuelas de distintos niveles socio-económicos, y entre poblaciones rurales y de las ciudades. El porcentaje de repetición y deserción ha ido en constante decrecimiento a
lo largo de todos estos años. El 95% de los jóvenes continúa su educación después de los 16 años.
Para darnos una idea, en Uruguay ese número es del 37.5%.
¿Cómo hizo Finlandia? tuvo una agresiva y consistente política de Estado en materia de educación. La misma comenzó en los 70, cuando el gobierno finlandés decidió que todos los maestros deberían tener título de Magister, y pagó los estudios correspondientes. El resultado es, entre otras cosas, que hoy la profesión de maestro goza de prestigio social. Parte de lo más granado de la sociedad finlandesa quiere ser maestro hoy en día, y la carrera de maestro, a la que no todos pueden entrar, es muy competitiva.
¿Quién sueña con ser maestro en Uruguay hoy en día?
Pasemos al presupuesto. Hablando con gente de distintos grupos, noto que existe la percepción de que Uruguay destina excesivo dinero a la educación, y que éste es mal- gastado. Si bien concuerdo en que la gestión educativa es deficiente, lo que destinamos a educación como país es vergonzosamente bajo. Déjenme darles unos números. Cada ciudadano finlandés destina 2100 euros por año a la educa- ción “el dinero mejor inverti- do” según ellos mismos. Cada ciudadano uruguayo aporta sólo 666 dólares al año a la educación y encima bufa por- que cree que es excesivo.
¿No estamos estableciendo mal nuestras prioridades?
Con respecto a lo que cada ciudadano aporta, en un país donde hay muchos uruguayos que llegan con esfuerzo a los diez mil pesos, es una suma de dinero importante para un sector grande de la población. Es decir, siempre deberemos pensar desde dónde partimos (salarios diferentes en Finlandia y el nuestro) y a qué sector de la población está siendo considerado. Existen otras variables y son aquellas que se refieren a las expectativas que tienen las familias con respecto a la educación de sus hijos y las proyecciones, sueños y acciones que llevan en consecuencia. Un logro importante de nuestra educación y que no se contempla es la universalización y las políticas educativas que está llevando adelante el Mides. No se nombran ni los fpb comunitarios, ni los pagro ni todos los programas educativos de infamilia del mides. Es decir, eso es también presupuesto para la educación y sino lo creen los invito a darse una vueltita por el Socat convivir del barrio Conciliación y por el fpb comunitario que funciona en la escuela pública número 168. Ahí tendrán un ejemplo de que existe inversión en la educación y que existe una profunda apuesta a la educación pública, eso sí, en otros formatos que no salen en la tv, no da rédito político. Un abrazo.
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