El pasado
miércoles 4 de diciembre de noche participe, en la sede al Arzobispado Armenio
del Uruguay, en Agraciada y Suárez, Montevideo, en la presentación de la Comisión de Conmemoración del Centenario del Genocidio
Armenio de las Organizaciones de la
Comunidad Armenia en el Uruguay.
EL
24 de abril de 1915 es la fecha señalada para recordar el Genocidio Armenio,
exterminio sistemático, planificado y deliberado de un millón y medio de personas indefensas, hombres, mujeres, niños,
ancianos, gentes de diversa filiación política y condición social, que sólo
compartían el hecho de ser armenios, perpetrado por Turquía, en un proceso que
se extendió a lo largo de varios años.
En 1914, antes de la
Primera Guerra Mundial, al menos unos dos millones de armenios vivían en el
Imperio Otomano (hoy Turquía), fundamentalmente en Anatolia, al este y en
Estambul, al oeste.
El Sultán otomano
Abdul Hamid II desató entre 1894 y 1897 las llamadas "Masacres hamidianas",
que cobraran entre 200 y 300 mil víctimas armenias. Una precisión relevante a
tener en cuenta de aquí en adelante es que esta matanzas (como las
posteriormente citadas, insisto), que perseguían el objetivo de una sociedad
“turca pura”, también afectaron otras comunidades, como la griega (por
mencionar un ejemplo), pero fue en la comunidad armenia donde su impacto fue
más severo. El objetivo EXPRESAMENTE declarado era la aniquilación del pueblo
armenio y los otros pueblos “indeseados”, por supuestas “razones” que van de lo
religioso (por ejemplo, la condición
mayoritariamente cristiana del pueblo armenio y el fanatismo islámico del
sultanato), hasta, obviamente, socio-económicas. Pues, vale recordar, tras toda
matanza hay: confiscaciones, apropiaciones de facto, suspensión de derechos de
herencia, etc. con ellas y renuentes a cualquier intento de revisión de las
mismas.
.
Hacia
1908, llegan al poder los “Jóvenes Turcos”,
apelativo corriente del partido nacionalista y reformista oficialmente conocido como el Comité
de Unión y Progreso (CUP)
, conjunción estudiantil-militar de tonalidad hipotéticamente más liberal, que
depuso a Abdul Hamid II en un proceso político que detona en 1908 y culmina en
1909. El CUP gobernó el Imperio Otomano desde entonces hasta noviembre de 1918. En el período de transición entre el
sultanato Hamidiano y el gobierno de los jóvenes turcos, en abril de 1909,
nuevamente con cimientos varios, se suscitó la llamada matanza de Adana: 20 a
30 mil víctimas armenias.
El 24 de abril de 1915 (como
se dijo, fecha designada para recordar todo el proceso genocida), el gobierno
de los Jóvenes Turcos ordena la detención de más de 200 intelectuales y
referentes comunitarios armenios, develando así la voluntad INDUDABLE de
“decapitar” a dicha comunidad, al tiempo que inicia la deportación masiva- sin
víveres ni protección alguna, a través de zonas desérticas y singularmente
agrestes- de los armenios del Imperio Otomano, que son recluídos en más de una
veintena de campos de concentración para su ejecución, muerte por hambre o
enfermedades. Estimación de víctimas armenias: entre millón doscientos mil y
millón quinientos mil. Como se dijo, pero vale la pena resaltar, también otros
pueblos fueron víctimas de la barbarie, cuantitativamente menor, pero barbarie
al fin, salvaje, pura y cruda: notoriamente griegos, serbios, etc.
Entre el 29 de octubre de
1923 – 10 de noviembre de 1938 gobernó, bajo la nueva institucionalidad de
República de Turquía, Mustafá Kemal
Atatürk, usualmente visto desde Occidente como padre de la Turquía moderna.
Cabe remarcar que en parte de la transición 1918-1923 (último sultanato)
Atatürk ofició como primer ministro y la matanza de armenios no sólo no se
detuvo sino que continuó. Occidente (eufemismo por las potencias occidentales)
le reconoce a Atatürk gestos tales como la abolición de la shariá (ley
islámica), en 1924, el adoptar el calendario gregoriano en 1925, o la
declaración de laicidad del Estado en 1928 ¿Pero que hizo este “republicano”
para atender o reparar al millón y medio
de víctimas armenias con cuya sangre se regó su tan “occidentalizado”
territorio? La respuesta apenas insume dos sílabas: NADA. Por el contrario, dio
el puntapié inicial a una larga historia de ocultamiento y tergiversación de la
Historia.
Pue este genocidio
ha sido y es persistentemente negado por Turquía, y en su interior, al amparo del artículo 301 del Código Penal
que refiere a la protección de la “identidad nacional”, toda persona que
abiertamente reconozca la responsabilidad turca en dicha barbarie es objeto de
persecución legal y hasta muerte.
Esa fue la
suerte seguida por el ejemplar periodista mártir Hrant Dink , primero objeto de
varias causas judiciales y finalmente asesinado en Estambul a balazos el 19 de
enero del 2007 a la salida del semanario Agos, desde el que predicaba, en turco y
armenio, la paz a partir de la verdad.. En aquel
momento, una paupérrima pesquisa condenó a un menor de edad, Ogün Samast, imputado
como único autor del crimen, quien finalmente en el 2011, fue sentenciado a 22
años y 10 meses de prisión. El 17 de enero del 2012, Yasin Hayal fue condenado por la Corte Suprema Criminal Nro.
14 de Estambul a cadena perpetua, considerado principal instigador del
homicidio. Pero dicho fallo al mismo tiempo liberaba de cargos a otros acusados
y descartaba la hipótesis de una
estructura organizacional tras el crimen. El 15 de mayo del 2013, la Sala 9 de la Corte Suprema de Apelaciones de
Turquía, acaba de dar un nuevo giro al caso, al revocar aquél fallo,
sosteniendo ahora que el asesinato fue fruto de una red criminal organizada (en la que resulta evidente su
vinculación con la red ultranacionalista y paramilitar turca Ergenekon). Siendo un paso adelante,
claro está, la familia Dink apelará el fallo, puesto que la figura exacta imputada a la parte acusada por la Corte de
Apelaciones es la de “organización formada para cometer crímenes”, y no la que
pretende la familia del mártir, que es la de “organización terrorista armada”,
la cual obviamente enfatiza el carácter
eminentemente político del homicidio.
En el caso
judicial a nivel europeo que enfrenta al Estado turco con la familia de Dink, el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos (con sede en Strasbourg, Francia)
condenó al Estado de Turquía en agosto del 2010. En su dictamen, apunta que
Turquía no respetó su libertad de expresión ni su derecho a la vida.
Todo
genocidio no cesa nunca de cometerse. Pero en el caso del genocidio armenio,
por no haber sido ni siquiera reconocido por sus perpetradores y por su
continuación en arbitrariedades,
persecuciones y homicidios hasta el presente, como se acaba de exponer, esto es
más que evidente.
El Premio
Nobel de Literatura 2006, Ozrham Pamuk,
ciudadano turco que ha llamado las cosas por su nombre, debió partir al exilio
para salvar su libertad y su vida. Según sus propias palabras:
«En Turquía mataron a un millón de armenios y a 30.000 kurdos. Nadie
quiere hablar de ello y a mí me odian por hacerlo».
El
miércoles 4 se reunieron todas las organizaciones de la comunidad armenia.
Había gentes de todos los credos políticos, orientaciones religiosas, edades y
condiciones sociales. Los unía la férrea
voluntad de llegar al 24 de abril del 2015 con acciones coordinadas y
eficientes para generar conciencia sobre el genocidio armenio y abrir paso a la
verdad y a la justicia. Y el deseo inclaudicable de QUE NUNCA MAS HAYA NINGUN
GENOCIDIO.
Uruguay
fue el primer país en reconocer oficialmente el genocidio armenio en 1965. Y,
como lo recordó la Ministra Lilián Kechichián en la mencionada reunión, Uruguay
seguramente será el primer país del
mundo entero (fuera de Armenia, claro está) en tener un museo destinado al
genocidio armenio.
¡Por
qué estaba presente yo en esa reunión? ¿Por qué dedicarle esta nota a este
tema? Porque el mismo no es “cosa de armenios”, es una CAUSA DE LA HUMANIDAD
ENTERA.
Se
trata de que NUNCA MAS HAYA NINGUN GENOCIDIO, meta que sin duda nos une a la
inmensa mayoría de los seres humanos. Pero que será inalcanzable mientras se
pretenda cubrir el genocidio armenio con
un manto de olvido, mentiras y violenta represión.
Los
armenios del Uruguay reunidos el 4 de diciembre a la noche no luchan por sí
mismos ni por sus hijos. Luchan por todos nosotros y por nuestros hijos. Por
eso estuve presente, y por eso esta nota lo invita a Ud. querido lector, a adherir
y contribuir a la dignísima y ejemplar causa de difundir la verdad sobre le
genocidio armenio, causa de la humanidad entera.