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domingo, 3 de junio de 2012

Don Benicio "reloaded". Gonzalo Perera


" Ocho y ocho , dieciocho" decía Don Benicio garabateando sumas, con su grueso lápiz que portaba en la oreja, sobre cualquier papelito, a la hora de cobrarte las compras en su almacén. Nunca me quedó del todo claro si lo decía en serio o en broma, pero desde pequeñito aprendí que Don Benicio sumando era más peligroso que la visita  un cuerpo se asesores gringos para el desarrollo de las naciones. Y eso  es mucho decir.

Pues mucho han dicho algunos dirigentes, dirigidos o dirigibles blancos, sobre las elecciones internas del FA. Básicamente se jactan del terrible descenso en el nivel de votación respecto al 2006. En efectos, los 174.776 compañeros que (según se sabe hasta ahora, puede variar ligeramente esta cifra) votamos el pasado 27 significamos un descenso del 21,6% en el nivel de votación respecto a seis años atras. Seis años que hemos estado en el gobierno, con lo que ello supone de desgaste de la fuerza política, de succión de sus energías por parte de la tarea gubernamental, de descontentos y frustraciones que siempre se cargan a la factura de quien dirige el país. Visto desde ese contexto, a mí me parece que la movilización de casi 175 mil personas, es un hecho sumamente positivo, y que no es para cualquiera hacerlo. Naturalmente, esta apreciación es harto discutible.

Lamentablemente, no es discutible el descenso en el nivel de votación en las elecciones de los jóvenes blancos. No es posible porque si bien sabemos que 4 años atrás, según EL PAIS, fueron 55 mil los votantes,  en diversos medios de prensa circulan cifras de la votación de este año para los más variados paladares, tales como 40 mil, 42 mil , 45 mil o incluso, en declaraciones de algunos dirigentes, 47 mil. Naturalmente sería bueno que la ruleta parara de girar y saber cúantos votaron, como cuestión anecdótica. Para saber si la pérdida de caudal electoral de los jóvenes blancos fue del 27, 3% (si fueron a votar 40 mil) o 14,5% (si fueron 47 mil): casi dos a uno la relación entre una cifra y la otra. En Twitter, yo felicité a algunos reconocidos nacionalistas porque 40, 47 o 55 mil jóvenes, sea cual sea la cifra exacta, cualitativamente me parece una movilización muy importante y digna de destaque. Como me parece encomiable la participación de casi 175 mil voluntades en las elecciones del FA. Pero hay actores nacionalistas que no parecen aplicar para fuera la lógica que aplican para adentro. Fiscalizan y  disfrutan el descenso del caudal de votos ajenos, mientras juegan a la mosqueta con las cifras de sus caudales electorales. O quizás no se trate de la mosqueta, sino que estudiaron Aritmética con Don Benicio y  lógicamente, ocho y  ocho, les da dieciocho.

La incoherencia de estos dirigentes blancos es  juego político menor u oportunismo, no da para mucho más. En cambio algunos actores del FA han adherido al "ocho  y ocho dieciocho". Incluso gente ducha con los números, habituada a manejar cifras, hacer negocios, facturar, analizar datos, parece sufrir de una suerte de efecto "Don Benicio reloaded"  y están haciendo afirmaciones raras,  con cierto tufillo desagradable. El  que opinen que les parece magra la participación es completamente subjetivo y respetable: qué es magro y qué es bueno depende del criterio de cada quien. Lo que es un poquito más embromado es cuando empieza la cacería del culpable por ese mal que se asume como irrefutable. O cuando, por ejemplo, se cargan las tintas contra Montevideo. Cuando de manera muy poco sutil se sugiere que la gestión de la compañera Ana Olivera habría incidido en el resultado. Ese tipo de argumentos a mí no me parecen dentro de la categoría "subjetivos respetables", sino más bien dentro de la categoría " lisa y llanamente jodidos".


Primero por que son científicamente incontrastables ¿Cómo se probaría o refutaría semejante asignación causal? Segundo , porque en momentos en que la aprobación al Presidente desciende, cuando la dinámica social en una ciudad del interior   y en Montevideo es completamente diferente (con mucho mayor capilaridad en el interior), cuando la población de Montevideo está particularmente sensibilizada por el tema de la seguridad, cuando la votación es voluntaria y en Montevideo supone desplazamientos que no siempre pueden ser a pie en momentos que estamos a fin de mes  y de bolsillos cortos, jugarse con tanta alegría por un factor causal entre los muchos imaginables, si quien lo hace no es una mente de una cortedad ramplona, entonces está operando.  Operando en un sentido en el que se ha incursionado mucho: tirarle cascotes a la gestión de la compañera Ana Olivera.

La gestión de Montevideo es difícil y tendrá mucho para mejorar. Pero ya viene siendo hora de  dejar de tirarle el fardo a Montevideo y  a nuestra compañera Ana de  todo lo posiblemente mal  ningunearle todo lo que se está haciendo bien y su presencia a destajo en todas las zonas del departamento. Es realmente un juego jodido el que se hace con estas insinuaciones  y lo unitario no exhime de claridad: es una sugerencia muy fulera y sumamente injusta,

Por las dudas, a los efectos futuros, dejo constancia que: 1) Ana Olivera no mató al Presidente Kennedy; 2)No escondió el tesoro de las Masilotti; 3) No hundió el Titanic; 4) No es la responsable del calentamiento global.

Por las dudas, no sea cosa que como ocho y ocho dieciocho, este desplazamiento del viejo  querido Aristóteles por la lógica de Don Benicio termine provocando que sesudos analistas que se suponen de izquierda, termine culpando a la querida compañera Ana de algunas de esas calamidades o de la siete plagas de Egipto.

"Por las dudas, Don Benicio...¿No me deja sumar a  mí? Mire que soy grande, pienso  y saco cuentas solito". Lo dije muchas veces  y hoy  me da ganas de decíselo a los émulos contemporáneos de aquel implacable cultor de la aritmética flechada, subidos a un pedestal autoerigido, señalando con el dedo, "casualmente" siempre para el mismo rumbo.

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