En varias voces, los versos de Don Mario en “Te quiero” han estremecido generaciones…” Y porque amor
no es aureola, ni cándida moraleja”….
Las palabras van entrelazando poco a poco el amor de pareja con otra forma de amor, que
es la del compromiso militante, la de la lucha codo a codo. Que nunca debe olvidarse, aunque requiera puños
apretados y en alto, no es sino un enorme
acto de amor. Amor al prójimo. A TODOS los prójimos. Amor sereno, amor perseverante, amor
indignado. Pero siempre amor. Y por ello jamás indiferente:
1)
A nuestros trabajadores, los que ponen el lomo
al crecimiento del PBI, pusieron la sangre contra la dictadura y el hambre
durante el jolgorio neoliberal. A su lado, con sus lúcidos y claritos
pronunciamientos. Los que llaman a que, sin desconocer que mucho ha cambiado,
debe haber – al menos cada tanto- también fiesta en su mantel. Que
“redistribución de la riqueza” no es una métrica intrincada para mentes
exquisitas. Es lo que se come, lo que se lee, lo que se viste, y como se vive
en la casa del laburante. Que tenemos Consejos de Salarios por rama de
actividad. Que el trabajador rural y doméstico ya no son esclavos y son sujeto
y objeto del Derecho. Muy bien. Pero que, si el amor se distrae o adormece,
bien se puede volver atrás. Pero más
aún: si el amor no se vigoriza, avanza y enreda a fondo en las raíces mismas de la clase
trabajadora, quedarán muchas deudas de décadas sin laudar. A los que demasiado
tiempo sufrieron, es hora de que se proteja aún mucho más su derecho a
disfrutar de la riqueza que han generado y generan.
2)
A nuestros hermanos de la región. De los que nos separaron diferencias inventadas por las diplomacias imperiales o a
veces, nuestra arrogante ilusión de ser los más europeos de América, como si fuera blasón Salsipuedes. O motivo de
orgullo el haber intentado amputar la memoria del gran y multicolor pueblo que
marchó a la Redota con el Karaí Guazú, Don José Gervasio Artigas. Amor a los presidentes que conducen pueblos y buses,
a los que la derecha global y local pretende desconocer con el mismísimo
sustento con que celebra el triunfo
regional de un hijo dilecto de la más rancia oligarquía, en un genuino paradigma
de la falacia y la inconsistencia lógica.
3)
A las mujeres, fundamentalmente gurisitas y pobres, que antes de saber qué rumbo puede tomar su vida, ya albergan una en
SU vientre, a menudo fruto de la mala información, del descuido o de la presión
social, a menudo lindera con la violencia descarnada. Durante décadas, una chica involuntariamente embarazada, si
tenía apellidos esdrújulos y bien nutridas cuentas corrientes en la familia, se
liberaban del “problema” con excelente asistencia, pagando los diligentes
servicios a precio de oro. Mientras tantos, sus iguales por derechos
constitucionales, pero en la realidad pobres y sin privilegios, se exponían a
prácticas que arriesgaban sus mismas vidas. Hoy, por primera vez , ante una
situación que NADIE desea y se debe evitar,
una y otras empiezan a ser tratadas humanamente, para decidir por sí
mismas y con la debida asistencia en cualquier escenario. Unas y otras. No sólo
algunas. Caben muchas opiniones al respecto y todas son de respetar, pero vaya si merece esmero el consagrar el fin de
décadas de hipocresía, en la que la
chica pudiente elige y la pobre está condenada. Un genuino y gran acto de amor. Pues parte de
ponerse en los zapatos de la otra, para sentir con ella y desde su lugar.
4)
A los gurisitos de nuestra Tierra. De los cuales
una ínfima proporción, formados en la escuela de la violencia sistémica del mal
vivir fruto de carencias materiales y de afecto completamente elementales, se
interna en los lodazales de la violencia y la “plata fácil”. Una ínfima
proporción, que no puede de modo alguno auspiciar la criminalización y el dedo
acusador hacia la inmensa mayoría que jamás le tocó un dedo a nadie, ni se
quedó con ningún vuelto. Y que no puede
ser usada por quienes propiciaron las privaciones de todo tipo que engendraron las excepciones, como trampolín
para la conquista de un voto más
5)
A los que dejan el alma por defender su tierra,
sus hermanos, sin agredir ni invadir, sólo tratando de evitar el atropello, la
barbarie, el verdadero acto terrorista y
desalmado, destinado a segar vidas civiles y completamente inocentes. Como
René, ya liberado. Pero quedan CUATRO razones más para seguir reclamando para
que en el autoproclamado faro de la libertad y el derecho, notoriamente con
severas fallas en su sistema eléctrico y a oscuras desde hace décadas, se deje
en libertad a los hijos de Cuba que sólo cometieron el pecado de velar por los
hijos de todo el mundo que visitan la
isla.. Cuatro razones y corazones llenos de amor a su tierra, a su gente y a
las gentes de toda la Tierra que visitan su casa, por quienes todo arriesgaron y
jamás violaron genuina norma alguna.
6)
A los pasitos cortitos, que buscan en el recorte del tranco la seguridad
necesaria para caminar. A nuestros mayores, como mis viejos, siempre presentes
en mi interior. Desde los cuales trato de imaginar a todos nuestro mayores, que
quizás caminen a tranco lento o entrecortado, pero muchas veces son el
principal surtidor de palabras serenas y sensatas. Cuyos fondos aportados en
una vida de trabajo no pueden ser manantial de ganancias astronómicas para unos
pocos, sino fuente de una solidaria y colectiva retribución a toda su
contribución a la sociedad.
7)
A los ojos deslumbrados, aquellos que ya no
veían casi nada y no soñaban con volver a
apreciar matices y colores, porque no tenían ni en sueños los necesarios
dólares (que ni pesos eran). Los que de la mano de la hermana Cuba, de la hermana
Venezuela y de algunos corajudos de nuestra Tierra, contra fuertes intereses
corporativos, hicieron nacer el Hospital
de Ojos. Y cual relato bíblico de la obra del Nazareno, “abrieron los ojos, y vieron…”
8)
A los pasitos tambaleantes de los gurises sin
cobertura de salud, de los nacidos para no tener jamás una computadora si no
fuera por medio del hurto y que en cambio han crecido en los últimos años con
una ceibalita en sus manos , armando animaciones, jugando a la Geometría y
sabiendo que están, que son parte del mundo digital. Con las críticas que caben y sin exageraciones
disparatadas. Que no disminuyó la brecha entre ellos y los hijos de los hogares
más pudientes, porque en este mismo tiempo en los hogares más recoletos, niños
de igual edad vieron multiplicar sus posibilidades tecnológicas de manera
alucinante. Pero sí hay mucho más inclusión digital, y esto marca la diferencia entre estar y no estar, entre
mirar la tecnología con la ñata contra el vidrio o entrar a ella. Con Centros
MEC en todo el país enseñando, potenciando,
integrando la alfabetización digital para todas las edades. Menudo acto de
amor, si los hay.
Habrá abundantes cantos de sirena en los
meses venideros, querido lector. Habrá sanas discusiones y de las otras. Respetables
discrepancias y pretextos para la protección del interés personal de clase,
corporativo o personal.
Pero en el fondo, hay una opción que lleva
a mejor futuro. Apostarle a pleno al amor, con el máximo respeto, sin ninguna
claudicación.
Porque amor no es aureola. Son gestos, son
hechos, reciprocidades, estar cuando hay que estar y asumir el dolor ajeno como
propio, ni más ni menos, aventando fantasmas y angelitos, humanizando y
dignificando la vida, desterrando de plano el brutal egoísmo, la simple y triste cándida moraleja.
sin amor vamos perdiendo humanidad, la palabra ha sido devaluada y confundida, pero amar se relaciona tanto al amigo y también al desamor, según su etimología y evolución, y desde ese lugar podemos comprender nuestras idas y venidas, nuestro avance en humanidad y también nuestro retroceso en muchas oportunidades. Ahora amor sin actos, es hablar y no hacer, es incoherencia y amor es sin dudas, luchar por algo tan básico como el salario y sin embargo, la lucha compartirla con los más desfavorecidos, los más "infelices" del Pepe Artigas: eso lo ha demostrado el gremio de la bebida con su donación al Plan Juntos. Amor en hechos.
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