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lunes, 8 de abril de 2013

La Academia al ALBA. Gonzalo Perera. Contratapa de EL POPULAR. Viernes 5 de abril del 2012.


Más de siete veces, querido lector, he insistido sobre la necesidad de dar base material, objetiva y corpórea a los mecanismos de integración regional. Que no se hacen bloques contrahegemónicos con discursos, sino con empredimientos comunes, posturas comunes, complementación y cooperación concretita.

Y obviamente, sobre los diversos marcos institucionales de integración, varias veces he referido a la necesidad de intensificar el acercamiento al ALBA, por ser éste el bloque más nítidamente anti-imperialista por un lado , y más avanzado en medidas efectivas de integración, por otro. Por supuesto que el gran paso allí pendiente para Uruguay es pasar de miembro observador a miembro pleno y confío que ese paso se dé en un momento u otro.

¿Pero mientras tanto, qué hacemos, acaso nos cruzamos de brazos a esperar un tan agraciado y esperado gesto? Por supuesto que no. Entre tanto, por el contrario, hay acumular mil y un pasos pequeños pero muy tangibles, que profundicen el acercamiento a los pueblos del ALBA, en diversas esferas de la actividad.

Quisiera referir a uno de esas esferas, que es la que tiene que ver con la vida académica. Universidades, institutos de investigación del Estado, sociedades científicas en las más diversas disciplinas, etc.

La historia del desarrollo académico en América Latina es, en un 99%, claro ejemplo del desarrollo capitalista diferenciado y dependiente. La cooperación entre investigadores de diversas procedencias para- acumulando capacidades y recursos de diversa índole, poder avanzar hacia nuevos y mejores descubrimientos- es  absolutamente esencial en la Ciencia y en la vida académica en general. Pues durante décadas, fue moneda corriente en América Latina el que, por ejemplo, un investigador uruguayo trabajara de manera intensa con colegas de alguna institución francesa mientras algún colega chileno lo hacía con sus pares de otra institución francesa, cuando los investigadores  chilenos y uruguayos no sumaban en casi  nada y a duras penas conocían cada quien el trabajo del otro. Legado obvio de un pasado de dependencia colonial, América Latina investigaba y creaba conocimiento con la metrópoli, sin mirar hacia el costado, aunque el costado fuera ahí nomás geográficamente.  con mucho mayor cercanía cultural , de necesidades e intereses.

Que no se malintreprete: no se trata de cercenar la cooperación genuina y horizontal con ningún académico del mundo, ni de ninguna forma de xenofobia encubierta. de lo que se trata es de fortalecer lo endémicamente débil:  la cooperación sur-sur, dentro de la misma región.

En las últimas 2 décadas ha habido varios avances significativos en ese terreno, pero aún por debajo de las necesidades y posibilidades de la época. Somos varios quienes tenemos la suerte de sentirnos en casa en otros lares de la región, e incluso en distintos lares, o que hemos tenido responsabilidades en la dirección de integrar la investigación y conocimiento regional en nuestras disciplinas. Pero justamente desde esa visión cercana, es evidente que hay mucho, muchísimo más por hacer.

En particular, una esfera muy puntual pero relevante de acicate a la integración al ALBA es la cooperacióna académica entre el Uruguay y los países del ALBA. Intensa en algunas áreas, mediana en otras, casi nula en algunos casos, la realidad actual luce heterogénea.


 Creo firmemente que hay que avanzar con decisión en esa dirección, por la senda del marco de acuerdos de cooperación  concretos a muy diversos niveles, por intercambios universitarios (de estudiantes y de docentes) en muchas disciplinas o por  consolidar sociedades académicas conjuntas y temáticamente específicas.
No quiero soslayar el punto donde a mi juicio residen buena parte del problema:  el posicionamiento ideológico de parte de los académicos uruguayos. Que  ven con temor que el acercamiento al ALBA signifique "perder puntos" ante el status quo, ante los organismo locales y multinacionales de financiación de la investigación. O que temen que dichos acercamientos les coarten posibilidades de interlocución política. O que consideran que en el norte se pueden conseguir fondos para solventar proyectos que en el ALBA no serán tan viables. Cualquiera de estas actitudes, es una proyección clara del modus vivendi del intelectual funcional: pensemos y opinemos, siempre y cuando no nos comprometamos excesivamente y eventualmente estorbemos al poder.

Naturalmente esto es sólo una parte de la comunidad académica; hay otra muy enraizada en la tradición de compromiso con la región y con los proyectos populares, que viene desde el  histórico"obreros y estudiantes unidos y adelante" y que no reniega ni de su pasado ni de su identidad. Académicos con un profundo compromiso con la suerte de las clases trabajadoras y de los pueblos del sur, lo cual no significa en absoluto ser menos exigentes, rigurosos o de menor calidad. Basta invocar un nombre para ejemplificarlo: José Luis Massera ¿Quién con mayores credenciales de compromiso con la causas de las clases trabajadoras y de los pueblos del sur?¿Quién con mayores credenciales de rigor científico , calidad, autoexigencia e impresionante trayectoria como investigador?

El espíritu de Massera sigue vivo y pide cancha, particularmente en nuevas generaciones  de universitarios serios y combativos, que constituyen la mejor novedad de la Universidad del presente y futuro inmediato. Como reverso, intelectuales funcionales, que miden cada paso de acuerdo a un eje principal que es su posicionamiento individual en relación al poder, no escasean en la viña del Señor.
Ambas manifestaciones existen, como polaridades que reflejan las grandes contradicciones de la época. Que expresan a su turno las necesidades de los pueblos en lucha  y los ecos egocéntricos e individualistas de la dictadura y de la década neoliberal.

Los académicos no hacen Revoluciones. Las hacen los pueblos . Pero para que los pueblos lleguen a dar saltos cualitativos hay que acumular avances cuantitativos varios y muchos. Y la esfera académica es un terreno que no se debe despreciar ni dar jamás por entregado. Porque si se pone en sintonía con los intereses populares puede ayudar y mucho a dar pasos certeros hacia una nueva fase en la lucha por la liberación de los desheredados de la tierra. Y si juega en contra, dificulta y enlentece ese mismo proceso.

Por eso, y en honor a las mejores tradiciones que nos nutren desde la memoria, desde las actividades académicas, es indispensable que se refuercen los gestos de acercamiento y sinergias múltiples con el ALBA.  Muchos gestos, diversos, que deben ser realizados en el tiempo y momento justo, con los reflejos necesarios para saber ver cuándo la oportunidad para la integración asoma .

Será un pasito, pequeño, uno de tantos, pero uno imprescindible, para el acercamiento pleno al ALBA. Pues compartir los saberes y construírlos en conjunto, predispone a los pueblos a trabajar, vivir y transitar por una misma senada liberadora.

Y porque la integración no son versos y poemas, son hechos, realidades y vidas, con nombre y apellido, que cambian .

1 comentario:

  1. La realidad termina convirtiéndose en poesía que cantan los hombres y viste su piel. Y es papel de los académicos ser parte de los procesos de transformación en el conocimiento y en la investigación, devolviendo al pueblo lo que pagó con sus impuestos. A modo de ejemplo un estudiante de secundaria es un gasto y una inversión de 4000 mil pesos mensuales, una carrera universitaria, unos 40 mil dólares aproximadamente y es dinero que los compatriotas pagamos. Sí es necesaria la integración del conocimiento, y la aldea global ojalá nos encuentre soldiarios y fraternos. Un abrazo Gonzalo, gracias por compartir y en Massera siguen vivos los anteriores y presentes investigadores en cada una de las ciencias de este país y del mundo, más allá de ser nuestro es de la humanidad,

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