Vistas de página en total

lunes, 11 de marzo de 2013

HUGO DE BARINAS. Gonzalo Perera (Contratapa de EL POPULAR, Viernes 8 de marzo del 2013)


Partamos de una base presumiblemente compartible: el ser de izquierda, sea comunista, anarco, socialista o de cualquier varietal de las zurdas vides, tiene que ver con el dolor y la propiedad. Básicamente con qué hacer con el uno y con la otra. Y sobre todo, con qué hacer con una combinación particular del uno y de la otra: el dolor ajeno.

Si del dolor ajeno nace el desgarro interior, la rebeldía, el deseo irrefrenable de cambiar todo-empezando por uno mismo y sus metidas de pata- colijo que la izquierda despunta. Si del dolor ajeno nace la indiferencia, seguramente un neo-liberal golpea la puerta. Y si del dolor ajeno nace un eficaz cronista del morbo, un informativista "standard" asoma al horario central.

Muchas noches de mi vida trancurrieron bajo las estrellas de la pequeña Venecia, que de allí debe su nombre Venezuela. Algunas en lugares idílicos, en un país donde toda geografía imaginable tiene lugar. Otras no tanto, con fondo musical de tiroteos en la esquina de mi casa, en la Venezuela del pacto de Punto Fijo, donde COPEI ( social cristianismo) y Accion Democrática ( los "adecos", social democracia) se aseguraron una alternancia perfecta, con un tercero muy claramente excluído: el Partido Comunista.
Barrio adentro, con verborragia exhuberante, con camperas estridentes, con chistes no siempre medidos según  nuestras costumbres sureñas, con inteligencia y lucidez estratégica ejemplares, con Cristo y con Fidel, un hombre, un ser humano (por ende imperfecto) , en su particular peripecia y mixtura, se ganó el corazón del pueblo-pueblo venezoano. Por una razón muy simple: siempre fue uno de ellos, hasta en sus excesos, y siempre usó su privilegiada inteligencia para apostar por ellos.

Hugo Rafael Chávez Frías. Destacado militar, estudioso, carismático, nacido para liderar, incuestionablemente.

A quien un ex- presidente uruguayo votado por única vez - y vapuleado en las urnas n veces a posteriori - ha tildado de enemigo de la libertad de expresión. El ex uruguayo, fue el que regaló a sus amigos y allegados permisos de TV cable, radio FM y afines en su presidencia. El supuesto dictador venezolano, ungido hasta el hartazgo en las urnas, aguantó a pie firme todo tipo de asquerosidad en su contra, de osbcenidad  sólo comprensible para quien la vivió, para, llegado el plazo legal, ser capaz de distinguir "provisorio Y revocable" de "provisorio irrevocable". Cosa que el ex de marras, si entiende, le conviene disimular "arrancando yuyos", como se suele decir en mis pagos natales.

Disculpe un paréntesis de intimidad, querido lector. Hace un tiempo, mis hijas y sus amigas, con evidente picardía, me preguntaron sobre cuál era la materia más importante del conocimiento a su acceso, si había que elegir apenas una. Creo que, por profesión paterna, se jugaban en fija a la Matemática, e intuyo que eso podía albergar  algún salvoconducto para no exagerar exigencias en otras disciplinas.
Podría haber contestado muchas cosas, claro está. Pero en la ocasión dije: Historia. Porque desde la Historia podemos entender qué fuimos, qué somos y quizás, adonde vamos.
 Podemos además vislumbrar a Galileo Galilei determinando genialmente el 9,8 metros/ segundo al cuadrado de la aceleración gravitatoria en la Torre de Pisa. Podemos entender la influencia de Copérnico sobre William Harvey y su deducción del funcionamiento del sistema circulatorio. Podemos entender a Turing, Godel y los límites del conocimiento. O al inmenso Juan Sebastian Bach. Disfrutar al pícaro y sediento Vinicius.  A la voz única de Zitarrosa. A Gauguin y a las ventajas incuestionables  de vivir en la "maison des plaisirs" de la Polinesia.

Podemos, en suma,  vislumbrar al ser humano histórico, encontrando en el Arte, Filosofía y Ciencia la respuesta a la certeza de la mortalidad.

 Y por ello, nunca faltan a la cita de nuestras conversas familiares los epidodios de la Historia, los que conozco y también los que me superan y hacen estudiar, los universales y familiares. Las Revoluciones y sus  zancadilllas, los sueños y las pesadillas, las realidades y las quimeras. Historia que, bien entendida, nos enseña por qué al PODER no le sirve (argumento adicional para estudiarla).
No sirve mucho al Vaticano estudiar al Cristhos. Poco sirve al neoliberalismo estudiar Adam Smith. Nada sirve a los patriotas de ocasión estudiar a Artigas, Rivera, Venancio Flores, con perdón de Don José Gervasio, violentado y desnaturalizado hasta, por ejemplo, el renacimiento bajo una Lucía Sala de Tourón.
No sirve la Historia al PODER, que se alimenta de la desmemoria y consume a los que improvisan. Pues que viva la Historia, entonces.

Y es en la Historia entonces donde a la izquierda se puede ver lo que la derecha, por su intrínseca aversión, se ignora.

Hay personajes que se instalan para habitar la Historia, para siempre. Y que más aún, fecundan mitos.
Y es así que entre la Historia y el mito, de proliferación casi inevitable cuando la  semilla es buena y la espera es larga, habitan personajes como el Cid Campeador. El que, mito mediante, desde otra vida triunfó con su sola remembranza, con diferentes versiones sobre cómo se instrumentó. Pero aún sin vida en su cuerpo, su vida en el mito, lo hizo vencedor.

En Argentina, Evita fue la descamisada, la puta, la usurpadora, la que motivó el abominable "VIVA EL CANCER". Con sus contradicciones imposibles de ignorar, Evita era mujer y expropiaba in situ las joyas de las "damas" de alta sociedad. Demasiado para una muy rancia oligarquía. La foto de Evita, cual santa, adorna los hogares más pobres del conurbano bonaerense aún hoy. La muerte de Néstor Kirchner fue ovacionada por la derecha argentina (sojeros, CLARIN y adláteres). Con el pinguino, se caía todo su proyecto político, decian. 54% de votos y 37% de ventaja sobre el segundo fue la contundente respuesta del pueblo argentino.

En Uruguay, "300 Carlos" y otros cobardes eufemismos fueron la palabra de paso para un execrable fin: el intento de exterminio de las voces más díscolas. Pues el Frente Amplio gobierna hace 8 años y manos que aún no habían nacido entonces, enarbolan hoy banderas rojas.

La derecha continental, algunos mediocres y varios insensatos, celebran la muerte del gran Hugo de Barinas. Es que la Historia les fastidia y nunca leyeron sobre el Cid.

A Hugo Chávez vivo, lo podían atacar. Hoy es, de pleno derecho, ícono, en todos los hogares más humildes, a los que el pacto de Punto Fijo se empeñó en desconocer. José Gregorio fue un laico médico, que, por lo que curó y alivió, es venerado en las clases populares venezolanas como genuino santo, objeto de ofrendas y rezos. Guste o no guste a mentalidades cartesianas, Hugo Rafael es un nuevo santo laico en la iconografía popular bolivariana. En el altar casero de los humildes, su imagen estará al lado de José Gregorio, digan lo que digan CNN o FOX.

¡Y la mierda!¡Vaya si se lo merece!  Hugo Rafael fue un raro punto de encuentro: abrazó con fervor la profesión militar, la causa de Bolívar, la construcción del socialismo y los Evangelios.

Por eso Hugo Rafael tendrá lugar de honor esperándole donde él se merece estar. En millones de hogares barrio adentro, donde su imagen unirá  a caraquistas y magallaneros (como decir bolsos y manyas).  Donde construyó su fe, su militante y proverbial amor y un lugarcito especial para él, en su cielo. Donde lo esperará la Negra Sosa, cantando lo que nadie después debió cantar. O el flaco Spinetta con su dulzura desgarrante de tan humilde y profunda. Don Oscar Niemeyer le diseñará una nube con vista  a los barrios y Barinas, para que no se sienta fuera de su cauce. O donde el flaco Zitarrosa la regalará el "violín de Becho" que Hugo citara en su "polémica" con Alejandro Sanz. Pero también le brindará con "La canción quiere", porque, flautas, se lo merece. Obviamente escuchará a Alí Primera,  y no se privará de Don Atahualpa Yupanqui, del maestro Osvaldo Pugliese. Conversará- con exceso, ciertamente- con Mariátegui. con Rodney. con el General, con Sendic, con el "Chicho" Allende. Para él Violeta Parra dirá "Gracias a la Vida" y Victor Jara llorará a la desgracia de Amanda. Lo recibirán como hermanos en Cristo Dom Helder Cámara, Perico Pérez Aguirre, Carlos Mugica y tantos que entendieron - como él- el cabal sentido de abrazar la cruz.
Para más de un nabo, esta nota será un panegírico. Pero en la certeza de un aplastante triunfo de su construcción política, estas palabras son apenas un razonado llanto o un llorado razonamiento. Porque pucha, Hugo, mirá que te hiciste bien odiar ( por los que condecoran con sus diatribas), y mirá que te hiciste bien querer. Menudo "jonrón" te mandaste, sacando la pelota del planeta en el béisbol de tu vida. Para los horrores de rigor de la derecha respetuosa del sagrado y privado derecho al privilegio, te hiciste querer a conciencia por la gente sencilla y militante de todo un continente.

Te hiciste eterno, Hugo de Barinas. Y mucho. Que vos, hasta a la eternidad misma la vas a hacer intensa y desbordante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario